arrasaron a Moldavia por 11-1, acercándose a la clasificación para el Mundial y complicando la situación de Italia. Sin embargo, a pesar de la goleada, Sørloth se marchó de vacío, incapaz de sumar a su casillero personal mientras Haaland marcaba cinco tantos y Aasgaard otros cuatro.
Este contraste evidencia la dualidad que enfrenta el delantero del Atlético de Madrid: brillar con la selección no siempre coincide con su producción en el club. La situación plantea preguntas sobre su rol en el Metropolitano y la necesidad de encontrar continuidad y confianza en LaLiga y la Champions.
Simeone y el equipo rojiblanco deben aprovechar esta dinámica internacional como motivación. Si Sørloth logra trasladar la competitividad y la mentalidad de los partidos internacionales a los encuentros con el Atlético, puede convertirse en un recurso decisivo en el tramo más exigente de la temporada.
El Atlético encara semanas con partidos de máxima exigencia, y contar con un delantero en forma es vital. Más allá de los goles, lo que importa es que Sørloth transforme oportunidades en victorias, aportando movilidad, presión y definición. La alineación y la estrategia de Simeone deberán maximizar su influencia, asegurando que la experiencia internacional se traduzca en rendimiento colectivo y en resultados concretos.
Sørloth tiene ante sí una asignatura pendiente: demostrar que puede ser protagonista tanto en Noruega como en el Metropolitano.