Germán Burgos, histórico portero del Atlético de Madrid a comienzos de los 2000 y durante muchos años inseparable ayudante de Simeone, vive ahora una etapa muy distinta en el Nuevo Pinto, un club modesto de la Comunidad de Madrid. Allí ejerce como asesor técnico y se implica en todas las categorías, desde fútbol masculino a femenino. “Es devolverle al fútbol todo lo que me ha dado. Esto no quita que quiera entrenar. Uno es entrenador siempre”, explicó en RNE.
Pero el Mono no puede desligarse del Atleti, y en la entrevista repasó la actualidad rojiblanca. “Creo que el Atlético tiene una plantilla muy buena para revertir cualquier situación. No ha empezado bien, pero tiene jugadores para hacerlo. El problema es cuando no los tenés”, apuntó.
Con su estilo directo, habló también de la gestión de egos en un vestuario: “Todos saben que pueden ser cambiados, salvo que seas Maradona, Pelé, Ronaldo o Messi”. Y recordó cómo en su etapa en el banquillo rojiblanco actuaba como pegamento: “Un vestuario es un grupo de trabajo. Hay que sacar el yo para convertirlo en nosotros”.
Sobre las opciones del Atleti en la pelea por los títulos, fue rotundo: “Genéticamente el Atlético de Madrid está capacitado para salir campeón, no tengo ninguna duda. Nosotros lo decíamos en el vestuario: podemos hacerlo”.
Respecto a su salida del club, niega arrepentimientos: “Al contrario, soy libre para poder elegir. Esa es mi felicidad. No salí quemado, simplemente hay cosas que tienen un final”. ¿Y sobre entrenar algún día al Atlético? “No tengo prisa. Tengo 56 años y para entrenador soy un nene, me falta el chupete o el biberón (risas)”.
Mientras tanto, Burgos sigue anotando en su inseparable carpeta, ahora en los campos humildes de Pinto, con la misma pasión que en el Metropolitano. “El camino más rápido es decirles la verdad”, confiesa sobre sus charlas de vestuario. Porque el Mono, aunque ahora se mueva en el fútbol amateur, nunca deja de ser Atleti.