Diego Pablo “Cholo” Simeone es el mejor entrenador de la historia del Atlético de Madrid y uno de los mejores del mundo, eso no admite discusión. Sin embargo, algunas de sus decisiones esta temporada generan muchas dudas.
Todos sabemos que a Simeone le gusta —o al menos no le disgusta— Nahuel Molina. Aunque parecía que el argentino no seguiría en el club, aquí está, sumando minutos, mientras Marc Pubill queda en el banquillo o, cuando juega (en entrenamientos o en los pocos minutos que ha tenido), lo hace como central. Hoy, minutos antes del partido y mientras preparábamos la previa, se conoció que Molina sería titular. Eso me hizo perder algo de fe en el equipo, aunque mi confianza en el Atlético de Simeone nunca falta. Pero sí, cuando vi que Molina comenzaría el partido como titular, empecé a dudar.
Al menos pensé que Llorente podría jugar como extremo derecho, más cerca de la portería, donde todos coincidimos que podría aportar mucho más. Pero no fue así: el Cholo tenía otros planes, apostando por un sistema con cinco atrás, regresando a una formación que no ha funcionado esta temporada y colocando a Llorente como central derecho. Durante muchos minutos me costó entender qué estaba haciendo el Atlético, con jugadores perdidos en la cancha, sin saber qué hacer.

La buena imagen mostrada por el equipo en el primer tiempo contra el Mallorca se perdió en la segunda mitad. Por suerte, el Atlético cuenta con jugadores como Julián Alvarez, capaces de desequilibrar con su individualidad. En el carril izquierdo, Hancko demuestra ser el mejor lateral que tiene el equipo, y probablemente jugará como titular contra el Real Madrid, con Lenglet como central zurdo. ¿Por qué no dar minutos a Ruggeri? Supuestamente llegó para ser el lateral izquierdo titular, pero aún no ha ganado la confianza del entrenador y parece que día a día pierde protagonismo.
Los cambios
Simeone siempre ha tenido dificultades con los cambios desde que se introdujeron las cinco sustituciones en el fútbol. Por momentos, el Atlético jugaba sin lateral izquierdo, con jugadores perdidos y sin orden táctico. El equipo reaccionó cuando Simeone introdujo a Pubill y Ruggeri, y por fin el Atlético jugó un 4-4-2 clásico: Raspadori y Julián en ataque; Barrios y Llorente como centrocampistas; Nico y Giuliano en los carriles; con laterales en sus posiciones naturales.
Los dos argentinos aportaron mucha garra, ayudando al equipo a ganar, aunque Giuliano aún necesita mejorar para ser un titular indiscutible y competir al máximo nivel.
No pedimos mucho: solo que los jugadores jueguen en sus posiciones. El partido contra el Rayo se ganó gracias a las individualidades y a la afición, que apoyó incluso cuando todo se complicaba. Pero el que estuvo cerca de perderlo fue Diego Pablo Simeone.