El Atlético Madrileño afronta un curso lleno de novedades y expectativas. El filial rojiblanco recupera su histórica denominación —deja atrás el nombre de Atlético de Madrid B— y además se muda de escenario: Alcalá de Henares será a partir de ahora su nueva casa. Tras varios amistosos veraniegos en el recinto, el choque de este lunes frente al Atlético Sanluqueño (19:30 h) marcará su debut oficial en la ciudad complutense y en la Primera RFEF 2024/25.
El conjunto entrenado por Fernando Torres inicia el campeonato con la ambición de sumar sus primeros tres puntos ante su público. El verano dejó un balance irregular: victorias ante Guadalajara, Al-Fateh y Gimnástica Segoviana; empates contra Sabadell y Alcorcón; y una derrota frente al Ibiza.
En materia de fichajes, el club se ha movido con fuerza. Llegaron refuerzos con bagaje en la categoría e incluso en Segunda División, junto con jóvenes de gran proyección. Entre ellos destacan Dario Sits, Javi Morcillo, Aleksa Puric, Mario de Luis, Martín Bellotti y Matías Barboza. Aunque algunos rondan los 22-23 años, siguen siendo futbolistas muy jóvenes para los estándares de la Primera RFEF; Morcillo, por ejemplo, apenas tiene 19.
Torres también ha apostado por promocionar talento de la cantera juvenil —Esquivel, Morales, Dani Muñoz, Romeo Hueso, Jorge Castillo, Mestanza, Rajado, Rubén Gómez o Sergio Esteban— y mantiene a piezas importantes de la pasada campaña como Boñar, Carlos Giménez, Julio Díaz, Gero Spina, Taufik Seidu, Rayane Balaid, Jano Monserrate, Íker Luque, Koke Mota u Omar Janneh.
Su rival de estreno, el Atlético Sanluqueño, llega con un balance positivo en pretemporada: victorias frente a Xerez y Antoniano, empate con el Algeciras y una derrota también contra el Xerez.
El calendario no será sencillo para el Madrileño. Se encontrará con clubes recién descendidos de Segunda, como Cartagena o Eldense, con históricos recientes de la división de plata (Ibiza, Villarreal B, Alcorcón) y con proyectos ambiciosos que apuntan directamente al ascenso, caso de Antequera, Marbella, Hércules o Nàstic. Una campaña dura, pero también ilusionante, en la que el filial rojiblanco busca consolidar su identidad en la élite del fútbol de formación.