Corría el minuto 94 ayer en el partido entre el Atlético de Madrid y el Elche, cuando en uno de los muchos acercamientos que realizó el equipo rojiblanco durante la segunda parte hacia el área ilicitana Raspadori caía bajo un agarre continuo de Affenguber. El árbitro decidió no sancionar penalti, pero fue una situación que pudo haber acabado en penalti y haber dado una última oportunidad al Atlético para sacar la victoria en el Metropolitano.
El agarre continuado, una controversia inacabable
Este tipo de situaciones, donde el jugador defensor agarra con sus manos al adversario de forma continuada, nunca están claras en el momento en el que se producen, y se genera entonces un desconcierto general cada vez que se dan estos agarrones. Ya se vio el año pasado en partidos como el FC Barcelona contra el Rayo Vallecano, donde especialmente los agarrones fueron una cuestión a debatir.

Estos penaltis no son fáciles y de pitar, pero en la regla número 12 de la IFAB se establece que cualquier agarrón es falta (y por tanto penalti si ocurre dentro del área propia) sujetar a un adversario, y la acción se considera infracción si el jugador agarrando restringe, impide o intenta impedir al contrario disputar el balón o desplazarse libremente.