En el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, el Atlético de Madrid nos regaló una emotiva historia que demuestra lo que es el Atlético de Madrid: «Del Atleti se nace y se renace». A través de Íñigo, un aficionado, el club demostró que ni siquiera un cambio de corazón puede alterar el amor por los colores.
Íñigo tenía solo tres años cuando le diagnosticaron miocardiopatía restrictiva, una enfermedad que implicaba la necesidad de un trasplante de corazón para salvar su vida. A los seis años, ingresó al hospital para someterse a esta operación. Durante el mes que pasó allí, las enfermeras comenzaron a reconocerlo no solo por su alegría, sino por sus pantuflas del Atleti. Incluso lo saludaban con un «¡Aúpa Atleti!» mientras cuidaban de él.
Sin embargo, su médico, confeso madridista, no dejaba pasar la oportunidad de bromear. Solía decirle que le pondría un corazón blanco en el quirófano. Aunque Íñigo sabía que era una broma, ese comentario caló hondo. «El día de mi operación solo podía pensar: ¿Seguiré siendo del Atleti al despertarme?»
La cirugía fue un éxito, y al despertar, Íñigo tuvo la respuesta que tanto ansiaba. El Atleti seguía impulsando su sangre rojiblanca. Hoy, muchos años después, Íñigo celebra no solo el éxito de haber sorteado ese obstáculo tan difícil, sino también su orgullo colchonero.
Íñigo es un ejemplo de que ser del Atleti va más allá de lo físico: es un sentimiento que se trasplanta incluso a un corazón nuevo. Una historia de lucha y amor por los colores que nos recuerdan por qué el fútbol es mucho más que once tíos dándole golpecitos a una pelota.
El Atlético de Madrid compartió su historia para rendir homenaje a la resiliencia de sus seguidores y destacar la importancia de los trasplantes. El club concluyó con el mensaje: «Porque del Atleti se nace y se renace».