Diego Pablo Simeone fue uno de los grandes protagonistas de la victoria del Atlético de Madrid ante el Real Madrid en el Metropolitano, y se marchó emocionado del estadio.
El entrenador argentino vivió cada momento con intensidad, protestando, dando instrucciones a sus jugadores y, al sonar el último pitido, abrazó a sus guerreros por todo lo que habían logrado.
Un gesto que pasó desapercibido ocurrió tras el quinto gol del Atleti, marcado por Antoine Griezmann, que volvió a marcar en LaLiga después de varios meses. Simeone mostró a sus jugadores el número 7 y les pidió abrazar a Griezmann, demostrando así su cariño y apoyo.
El francés ha atravesado meses difíciles y no ha ofrecido al Atlético el rendimiento esperado, pero Simeone confía en que, si Griezmann recupera su nivel, será un arma valiosa para el equipo.