Por Thanos Nikitaras 
Si alguien me hubiera preguntado hace unas semanas cómo afrontaría el Atlético de Madrid el Mundial de Clubes, habría respondido con seguridad: “Va a ir con todo para ganarlo”. Ahora, ya no estoy tan seguro.
El Mundial de Clubes representa una gran oportunidad para el Atleti. No solo por el título —que sería importantísimo— sino también por el contexto: es la primera edición de un formato renovado, una competición que podría marcar época. No sabemos cuántas veces más participaremos, así que hay que exprimir esta ocasión al máximo. Deportivamente y en términos de visibilidad para patrocinadores, es un torneo con mucho futuro, aunque las gradas medio vacías en varios partidos generan dudas. Quizá el problema fue elegir Estados Unidos como sede: un país sin cultura futbolística profunda, donde muchos aficionados en las gradas son emigrantes o gente que ha viajado solo para ver a su equipo.
Pero volvamos a lo importante. Al Atleti no le sobran títulos. Ganó la Intercontinental hace 50 años y muchos soñamos con repetir algo parecido. ¿Será difícil? Muchísimo. ¿Es imposible? Para el Atlético de Madrid del Cholo, nada lo es. O al menos, eso quiero seguir creyendo.
La directiva
Lo que pasó en el primer partido contra el PSG fue un aviso. La directiva no hizo su trabajo para este torneo. No reforzó el equipo en la pequeña ventana de fichajes y no corrigió las carencias que arrastramos toda la temporada. ¿De verdad esperaban que Galán se transformara en un nuevo Filipe Luis? Es la misma dirección deportiva que no movió un dedo en invierno y dejó que el equipo se desinflara.
Lo más probable es que hayan hecho cálculos: “Con este grupo, podemos pasar como segundos; luego quizá cuartos; no vale la pena invertir”. Pero cuidado, el Botafogo no es un rival menor. Nos puede sorprender. Y si pasamos, toca un Oporto o Palmeiras: grandes equipos, pero teóricamente inferiores al Atleti. El verdadero muro llegará en semifinales con un Bayern o similar. ¿Y entonces qué? Ahí ya no hay margen de error.
La sensación de desinterés se confirma cuando vemos que el equipo entrenó sin Simeone, Llorente ni Barrios, porque estaban en un acto promocional de Nike en Portland. Otra vez: lo económico por encima de lo deportivo.
Simeone
Con el Cholo tengo dudas. No sé si ha bajado la intensidad por la situación: calor extremo, sin refuerzos, calendario comprimido, sin vacaciones ni pretemporada real… Tal vez pensó que no vale la pena dejarse la piel.
Pero Simeone no es de rendirse. Sus declaraciones tras el PSG, su forma de vivir ese partido y el mensaje a la directiva indican que sí le da importancia al torneo. ¿Entonces por qué jugaron 90 minutos Griezmann o entró primero Correa antes que Sorloth? No lo sé. Quizá quiso premiar a sus soldados de confianza.
En todo caso, si hay alguien que cree en esta competición, parece ser él.
Los jugadores
Como escribió mi compañero Raúl, el Atleti debe volver a sus lemas: “El esfuerzo no se negocia”. Contra el PSG, muchos no jugaron como guerreros. Faltaron ganas, faltaron huevos —como dijo el propio Cholo en el cooling break—. Todos conocemos que a muchos jugadores le falta calidad, pero las ganas nos les pueden faltar. Me gustó el post de De Paul, me gustó que Giménez diera la cara, y que Barrios mostrara dolor real tras la derrota.
Lo que no me gustó fue ver a los jugadores, horas después del partido, relajados en la piscina, tomando frappés. Sí, hace calor. Sí, no se puede entrenar 24/7. Pero las imágenes dan la sensación de que están de vacaciones. Y la realidad es que no lo están.
El Atleti tiene una oportunidad histórica. No se trata solo de ganar. Se trata de demostrar que seguimos siendo ese equipo que lucha contra todo, que no se rinde nunca. La afición lo tiene claro. ¿Y el club?
Álvaro Guibelalde