Por Thanos Nikitaras 
El “cerrado” y “rebelde” Nico Williams —como le llama toda la prensa catalana— no firmó con el Barcelona. Renovó con el Athletic Club hasta 2035 y subió su cláusula a 90 millones de euros.
Es curioso cómo, pese a tener contrato con su equipo, vimos cada día titulares que afirmaban su supuesto deseo de marcharse, que no volvería para la pretemporada o incluso que rogaba al Barça que lo fichara ya para no enfrentarse a sus compañeros. Trucos de manual que todos los atléticos conocemos bien: llevamos años viendo cómo, antes de cada derbi, todas nuestras estrellas “fichaban” por el Real Madrid según la prensa. Cada verano aparecían rumores —algunos ciertos— sobre jugadores nuestros que querían dar un salto de calidad.
En los últimos años esto se calmó. El Atleti del Cholo ganó la estabilidad que antes no tenía y tampoco había tantas “estrellas” mediáticas en la plantilla. Pero todo ha cambiado este verano con Julián Álvarez, un jugador al que quieren todos. Julián tiene contrato, está feliz en el Atlético, le gusta trabajar con Simeone y ve el proyecto que intenta rodearlo de calidad. Pero eso no frena a algunos periodistas catalanes, que hace unas semanas entrevistaban a su representante solo para sacarle si “le gusta el Barça”, con el objetivo de dejar la puerta abierta a un fichaje… si no este verano, el siguiente.
¿Cómo? Nadie sabe. ¿Presionando al Atleti para regalarlo? ¿Convenciendo al jugador con ruido mediático? Parece que no funcionará. Al final, los buenos jugadores se compran con dinero. Por Nico ni siquiera pagaron los 60 millones de su cláusula, ni podían garantizarle la inscripción en LaLiga para que no pasara un año mirando los partidos desde la grada. Sus famosas “palancas” esta vez no bastaron. Y para colmo, unas horas después nos enteramos de que la UEFA los multó con 60 millones por problemas de solvencia.
¿De verdad piensan fichar a Julián, que costará mínimo 150 millones y tiene una cláusula de 500? Sí, claro. Lo creemos. Fin de historia. Pasemos al siguiente caso.