El Atlético de Madrid atraviesa una transformación evidente en su estilo de juego. Lejos de aquel conjunto que se sentía seguro en bloque bajo, el equipo de Simeone mostró en Anfield una versión distinta: sufrió sin la pelota, pero se sintió cómodo con ella.

El duelo frente al Liverpool dejó una conclusión clara: este Atlético se maneja mejor en ataque que en defensa. Cuando tuvo la posesión, logró generar peligro y transmitir sensación de control, pero al replegarse se vio frágil, incapaz de sostener el bloque bajo que tantas veces fue su sello en las grandes noches europeas.

La realidad es que en los últimos años al equipo le cuesta cada vez más defender de esa manera. Simeone y su plantilla apuestan ahora por una presión alta y un estilo más ofensivo, una idea que exige tiempo y precisión para consolidarse, pero que puede marcar el rumbo de la temporada.

El Atlético ha cambiado y lo asume: para competir al máximo nivel tendrá que crecer desde la presión y el ataque, alejándose del libreto que en otro tiempo lo hizo temible en Europa.

Por Javier Astudillo

Estudiante de doble grado de Periodismo+CC Políticas en EEUU. Instagram: javviast

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