Por Javier Astudillo 
La marcha de Rodrigo De Paul al Inter de Miami ha dejado un vacío importante en el centro del campo del Atlético de Madrid. El internacional argentino no solo era un jugador de jerarquía, sino que cumplía un rol clave como organizador del juego. Su capacidad para asumir la responsabilidad con balón, distribuir y conectar líneas era fundamental para el esquema de Diego Pablo Simeone.
Desde su salida, el club no ha incorporado a un centrocampista con características similares. Esto ha obligado al técnico argentino a ajustar su planteamiento en la zona media. Ante la ausencia por lesión de Pablo Barrios, Simeone ha optado por utilizar a Conor Gallagher en una posición más centrada. Si bien el inglés está rindiendo a un nivel competitivo, su perfil no encaja del todo con el de un “playmaker” clásico. Gallagher es más conocido por su despliegue físico y su capacidad de presión, pero carece del ritmo de pase y visión que caracterizaban a De Paul.
Cuando Barrios se recupere, todo apunta a que el mediocampo titular estará compuesto por Johnny Cardoso como pivote, acompañado por Barrios y uno de los interiores ofensivos como Thiago Almada o Álex Baena. El jugador que no actúe como interior probablemente será reubicado en banda, lo cual permite mantener calidad técnica en el once, pero también genera cierta fragilidad en términos de fondo de armario.
Este planteamiento, aunque funcional a corto plazo, implica riesgos. Una lesión o sanción de alguno de los mediocampistas titulares forzaría el ingreso de Gallagher nuevamente en una posición que no maximiza sus cualidades. Por ello, desde la dirección deportiva se contempla acudir al mercado en busca de un refuerzo que aporte control, pausa y visión de juego.
Uno de los nombres que más sonó fue el de Javi Guerra, centrocampista del Valencia CF. Sin embargo, todo indica que el jugador renovará con el club ché, lo que complica su llegada al Metropolitano.
Thanos Nikitaras