Nahuel Molina no suele marcar muchos goles. Con el Atlético de Madrid ha anotado solo seis, aunque nadie puede decir que lo que le falta al jugador es gol —recordemos que estamos hablando de un lateral derecho.
Aunque la temporada del argentino no fue especialmente buena y el club parece haberlo puesto en el mercado, fue protagonista en una de las victorias más importantes del curso. El 6 de noviembre de 2024, el Atleti viajó a París para enfrentarse al PSG. Los rojiblancos llegaban tras una mala racha: unos días antes habían perdido contra el Betis, en lo que tal vez fue su peor partido de la temporada. En la Champions League, además, las cosas se habían complicado tras las derrotas ante Benfica y Lille.
Y el inicio en París no fue mejor. Los rojiblancos salieron al campo con una defensa formada por Witsel y Lenglet como centrales, y el defensor francés no tardó en cometer un error gravísimo. Se quedó dormido, Dembélé le robó el balón y Zaïre-Emery marcó en el minuto 14 uno de los goles más fáciles de su carrera.
Todo parecía ir mal… hasta que apareció un jugador que nadie esperaba. Con un zurdazo potente, Nahuel Molina empató para el Atlético de Madrid.

Ese gol dio al equipo la fuerza necesaria para resistir hasta el final. En el último minuto apareció «nuestro angelito» y el Atleti ganó un partido que parecía imposible. Aquella victoria disparó la confianza del equipo, que logró una racha histórica de 15 triunfos consecutivos (el de París fue el tercero de la serie).
Mañana el Atleti vuelve a enfrentarse al PSG. Los rojiblancos no cerraron bien la temporada, y todo apunta a que podríamos vivir un escenario muy parecido al de aquella noche en París.