Miguel Ángel Gil Marín reconoció este martes que integrarse en la Superliga fue un error porque iba en contra de sus valores, y en su discurso deslizó críticas hacia quienes siguen promoviendo esa idea: liderazgo concentrado, privilegios cerrados y falta de solidaridad. Una declaración que muchos interpretan como un reproche directo al presidente del Real Madrid, considerado uno de los principales impulsores del modelo de liga europea cerrada.
Admisión sin ambages y crítica a modelos de poder
Gil Marín confesó que aceptó la invitación a la Superliga bajo la promesa de que el Atlético formaría parte de la mesa de decisión del fútbol europeo, algo que no le convenció con el paso de las horas. “En 48 horas estábamos fuera, vi que cometíamos un error y que estábamos yendo contra mis principios”, declaró. Denunció que la idea de una liga con clubes fijos es egoísta, rompe con la esencia del fútbol y excluye a quienes no forman parte del grupo privilegiado.

Mensaje velado al rival institucional
Aunque no menciona nombres, las referencias a “la incidencia y la relevancia que tiene el presidente del Real Madrid” apuntan directamente al mandatario blanco, uno de los más vinculados históricamente al proyecto de la Superliga. Gil Marín señala que ese presidencialismo sigue vivo: “Aquí en España… se sigue hablando de ello” por su influencia. Esta diferenciación pública deja claro que el Atlético quiere distanciarse de ese modelo cerrado y que su liderazgo se reivindica bajo principios distintos.