El Atlético de Madrid vivió una noche redonda en el Metropolitano y uno de los protagonistas inesperados fue Álex Baena. El jugador de Roquetas de Mar, que regresaba tras lesión y apenas sumaba sus primeros minutos, se reencontró con Federico Valverde en un duelo cargado de simbolismo por la polémica que ambos vivieron hace apenas unos años.
En aquel episodio, Valverde fue acusado de agredir (presuntamente con un puñetazo) a Baena en el aparcamiento tras un encuentro de LaLiga. El uruguayo alegó comentarios del futbolista andaluz sobre su pareja y su hijo no nacido, algo que Baena siempre negó. La denuncia no prosperó por falta de pruebas, pero el recuerdo de aquel incidente quedó marcado en la memoria de los aficionados.
El destino quiso que el guion de este derbi ofreciera un giro inesperado. En el minuto 93, con el Atlético volcado y el Madrid buscando recortar distancias, Baena robó un balón al propio Valverde y, acto seguido, asistió a Antoine Griezmann para firmar el 5-2 definitivo. Una acción que desató la euforia en el Metropolitano y que sirvió como cierre perfecto a la goleada rojiblanca.
Más allá del resultado, la jugada tuvo un peso emocional enorme: el andaluz, que entró en los últimos instantes del choque, consiguió reivindicarse en un escenario inmejorable y frente a un rival con el que arrastra un pasado polémico. Su asistencia no solo selló la victoria, sino que también supuso una especie de revancha deportiva tras aquella polémica del pasado.