Saúl Ñíguez vuelve a estar en el centro del debate. Su etapa en el Sevilla FC, donde jugó cedido esta última temporada, ha concluido sin el protagonismo esperado, y todo apunta a que su continuidad en Sevilla no se producirá. El centrocampista, todavía con contrato en el Atlético de Madrid hasta 2026, regresa a casa con más dudas que certezas.

El rendimiento del ilicitano ha estado lejos de justificar la renovación de su cesión, a pesar de tener una opción contractual para continuar. Además, el factor económico juega en su contra: el porcentaje salarial que debería asumir el Sevilla aumentaría notablemente en este segundo año, algo que Antonio Cordón y Matías Almeyda no contemplan como viable.
Desde el Metropolitano, la situación no es más clara. Simeone no parece contar con él como pieza prioritaria, y la dirección deportiva deberá decidir si busca una nueva cesión, una salida definitiva o si le ofrece una última oportunidad durante la pretemporada. En cualquier caso, su situación será uno de los focos de atención en los despachos este verano.
A sus 30 años, Saúl sigue teniendo calidad, experiencia y compromiso, pero necesita reencontrarse consigo mismo en un entorno competitivo. La camiseta rojiblanca le ha visto crecer, brillar y también perder protagonismo progresivamente. Su entrega nunca ha estado en duda, pero el nivel exigido en el Atleti obliga a rendir al máximo.
Lo que está claro es que el futuro de Saúl está abierto. Aunque el vínculo sentimental con el Atleti sigue vivo, todo indica que se acerca el momento de tomar caminos separados. El desenlace, para bien o para mal, parece cada vez más cerca.