Alexander Sørloth vive una pretemporada marcada por la frustración. Con la ilusión de ser titular, se ha visto relegado al banquillo por la apuesta de Simeone por un solo delantero centro. La llegada de Raspadori ha tensado aún más su situación, y la derrota en Cornellà desató su enojo en la plantilla.
De presumir protagonismo a marginado
Sørloth aterrizó en la pretemporada con la convicción de ser la referencia ofensiva del Atlético, pero se encontró con un esquema de un solo delantero que no incluía su figura. Simeone apostó por otro perfil con más movilidad, y el fichaje de Raspadori, presentado como nuevo refuerzo de ataque, incrementó la sensación del noruego de estar desplazado. Esta dinámica ha provocado claras señales de enfado: mensajes distantes con el cuerpo técnico e incluso gestos visibles de frustración en los entrenamientos.

El estallido en Cornellà
El punto de inflexión llegó tras el partido en Cornellà, donde Sørloth estalló visiblemente (las fuentes del club hablan de una reacción que trascendió el ámbito profesional). La razón es que el nuevo fichaje, Giacomo Raspadori, con unos pocos entrenamientos de experiencia, salió antes que el noruego en un partido donde se necesitaba urgentemente marcar gol. Aunque no hubo incidentes públicos graves, sí se percibió un choque interno fuerte.
El jugador está lejos de aceptar el rol secundario tras su ambición manifiesta de liderar el ataque. La dirección deportiva monitoriza su entorno: el noruego aún tiene carta para revertir la situación, pero la paciencia del club no es infinita, y parece que si hubiera que apostar, en estos momentos lo más seguro es la salida del noruego.